Un hito en la televisión peruana, el retorno de Ricardo Belmont Cassinelli a la pantalla chica marca uno de los momentos más polémicos del primer outsider de la historia política del país.
Don Ricardo es chorrillano de pura cepa. Vive en una esquina y tiene calle. Deportista, músico y apasionado de las ideas. Su historia pública nos lleva a Surquillo, donde fue timbalero de una orquesta. Por eso es que en su casa puedes encontrar todo tipo de instrumentos y alusiones a la música, un timbal, unas tumbas, un piano, libros de filosofía, historia, fotos junto con los personajes más importantes del mundo. Al costado su cabina de radio desde donde lanza sus pastillas para levantar la moral a un público que lo sigue desde hace 50 años.
Cuentan sus biógrafos –autorizados y desautorizados– que la idea surgió de su padre, Augusto Belmont Bar, quien creó importantes revistas con la imprenta que el patriarca, Alejandro Belmont Marquesado, pidió implementar para colocar las etiquetas en los remedios que producía para su próspero negocio boticario en Jirón de la Unión.
Belmont Bar fue la inspiración para fundar un medio de comunicación, y cuando Ricardo Belmont Cassinelli lanza radio Excelsior, le sugiere crear las pastillas para levantar la moral en homenaje a las medicinas que la familia producía en los años cincuenta.
Entonces la carrera de Ricardo Belmont Cassinelli como comunicador lo ha puesto en uno de los pilares de la televisión peruana. Creador de productos mega exitosos como la Teletón, pasando por programas periodísticos, de debate abierto e incluso siendo precursor de los talk shows.
Luego de una batalla legal con sus hijos ha recuperado la señal de su canal 11, y la estación 91.9 FM, que estaba siendo operada ilegalmente por Phillip Butters. A pesar que la presión mediática del conductor de Willax ha sido demoledora, Ricardo Belmont Cassinelli ha emprendido una campaña de lucha contra la desinformación y la calumnia. Y su medio de comunicación forma parte de ese contrapeso que necesita el televidente para entender la situación del país sin discursos de odio y narrativas vacadoras.
Ricardo Belmont Cassinelli ha vuelto y con él se marca un hecho histórico en el país. Su palabra, ahora polarizada por su carrera política, mantiene la tonalidad de la esperanza, el confiar en un mañana mejor.
Es el testimonio de un hombre que ha enfrentado el éxito y los fracasos con la misma postura. Y la confrontación con el brabucón Butters, quien durante su presencia en el morro de Chorrillos demostró su patanería al dejarle la mano extendida, demuestra que está hecho para los combates de pesos pesados, a quince rounds estilo antiguo. Y como buen estoico que es, está dispuesto a dejar su sangre en el ruedo de una plaza de toros sin miedo al destino.
La recuperación de canal 11 y la 91.9 FM marca la reivindicación de una marca viviente, RBC, que por torpezas administrativas de quienes la manejaron en los últimos años quisieron borrarla bajo la absurda premisa que RBC representaba más antivalores que atributos.
RBC forma parte del imaginario colectivo del país. Asocia a una generación de personas que hoy en día siguen tomando las decisiones de la patria, se convierte en una apertura a nuevas generaciones que solo reconocen al fundador de RBC por leyendas urbanas.
Sin embargo, Ricardo Belmont Cassinelli tiene aún mucho por decir. Y esto recién comienza porque se proyecta como uno de los medios de comunicación peruanos de proyección internacional, la voz y alma de América Latina. (Juan José Sandoval)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *